4.52/2021: Escribe una historia de amor entre dos especies fantásticas. La luna de Øniwa y las almas de fuego.

Reto 4 de 52 del 2021: Historia de amor entre dos especies fantásticas.

La luna de Øniwa y las almas de fuego.

No siempre tiene que ser dulce como el algodón de azúcar, ni tierno como un gatito. Del mundo de donde vengo, la oscuridad es lo más bello, el fuego demuestra pasión y mi apellido es la fuerza de todo ese pilar. Mi vida comenzó como la de cualquier otro humano normal, con la diferencia de que yo no soy humana. Aunque si soy nacida y criada en la tierra, en una pequeña isla italiana… Mi raza es más antigua que el planeta donde he vivido toda mi vida. Provengo de dos mundos enfrentados por sus propios creadores. Y cuando se enteraron de mi existencia con una prohibición de viajar hasta allí no les bastaba… La ejecución es su única alternativa. Pero desde luego yo era más fuerte, pero ni ellos lo sabían, ni yo tampoco. Recibí mucha ayuda entre ellos estaba él. Dassaë es un joven Gnódra de Le Bramso, o las sombras. «El día que le vi por primera vez, sentía que el corazón se saldría del pecho. Y escuchaba sus dos corazones latir con la misma o incluso más intensidad. No hizo falta hablar, solo nos fuimos acercando hasta que nos rozamos la piel uno al otro. Sus ojos desprendían fiereza, cambiando incluso de color. Su transformación no era al cien por cien, pero tenerme al lado le tenía tan nervioso que no podía controlar su aspecto del todo. Mi piel se ponía de gallina al contacto con la suya, todo iba tan despacio que parecía que se había parado el tiempo por completo.

—No sé que deseo más, si comerte a besos o comerte sin más.—Dijo él lanzándose sobre mí. Sus colmillos rozaban mi cuello, haciéndome tener descargas por toda mi columna.

—Podemos decorarnos mutuamente.— Al decir la última palabra mi apariencia Celesiaca(como yo le apodera mitad celestial mitad demoníaca) apareció. Él se retiró durante unos segundos, pero después nos volvimos a lanzar uno sobre el otro convirtiéndonos en uno solo. Finalmente pude ver como por momentos su piel escamada brillaba bajo la luz de la luna Øniwa en el bosque de almas de fuego. Siendo dos seres con esa misma característica lo que tapaba nuestra desnudez fue consumido por las llamas.

—¿Qué ser eres?—Preguntaba él una vez pusimos fin a nuestra pasión. Y nuestras bocas dejaron tiempo para algo más que estar pegada una a la otra.

—Aquella nacida de luz y sombra. A la que todo el mundo llama Ersaiku.— Él no habla, solo me mira, ni siquiera parpadea.

—¿Tienes miedo Dragón?—Me miro, me acaricio el rostro y después me sonrió.

—Claro que no, es solo curiosidad. Desde luego que eres única, y estás aquí conmigo. De nuevo se abalanzó sobre mi boca, dejando por el camino un rastro de besos por mi cara y mi cuello. Continuo otro rato más, después sin cansarnos el uno del otro volvimos a resguardarnos en el calor que nos aportábamos uno al otro. «Era tan reconfortante». Cuando me tuve que separar de él y volver a mi vida, ahí supe entonces que Dassaë era especial, aunque no se tratara de la realeza, ni siquiera un alto cargo de consejo Feesaiku. Estábamos destinados a estar juntos, pero eso me pasa con casa ser que comparto algo, mi madre me lo dice siempre. Demasiado enamoradiza, siempre lo doy todo.”


Unión de magia- Conexión.

Y se veía diferente, no era como el resto de los chicos del lugar. Se le veía más maduro e inteligente, sobresalía ante ellos. Entre ellos se ve como se burlan unos de otros, pero de el no, lo respetaban. Su aparecía no inspiraba miedo, ni era el típico chico malo, tampoco era un chico popular ni el guaperas de la clase. Ademas mi tía siempre me decía que las apariencias engañan, que razón tenia.

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No se si fue descaro o cortesía, se me acerco y sus labios besaron mis mejillas, después se presentó.
Asmodeo. – Lo primero que pensé fue, este tiene que ser un bicho, por que la madre desde luego se quedo en la gloria con el nombre.
Entonces, muy bueno no es que seas. – Soltó una carcajada, le debí de hacer mucha gracia, a un que no me conoce para saber que así soy yo.
Todavía no te has presentado, ¿tu eres?. – Dijo echando sus manos hacia mí.
Circe. – Volvió a reír, debí de contar otro chiste sin darme cuenta. – Debo de ser muy graciosa, no paras de reírte –
Perdón, perdón. Pero tu santa tampoco eres. – Mi mirada curiosa se poso en la suya, este chico no se veía imbécil, sabia bien de que se reía. Sus pensamientos se hacía ya presentes en mi cabeza, según el, le parecía rara, oscura pero guapa. No sabia yo que fuese tantas cosas, la curiosidad me podía y seguí indagando en su cabeza, el me observaba.
¿Estas bien? Parece que te dio algo. –
Solo estaba pensativa, no suelo hablar mucho. – Ahora el que se quedaba mirándome era él. Me gire para irme, note su mano agarrando mi chaqueta desde atrás.
¿Volveremos a vernos? – No conteste, deje caer una sonrisa al aire y me marche.

*Imagen de Antonio Lucas en ¡Oh mi revista!*

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