Y volvemos de nuevo a ello, otro mes más con los retos deLidia Castro Navas.

«Amistad mitológica»
Mi viaje a Japón fue de lo más inesperado, deseaba ver cada recóndito rincón y explorar al detalle la ciudad y las afueras.
Jamás olvidaré la noche que conocí a la bella Izanami. Su nombre dejaba mi imaginación en el aire, sonaba poderoso y ella se veía de esa manera. Era tal su belleza que podía hipnotizar a cualquier ser del universo.
De madrugada y junto a la fuente, un humo rojo aparecio. Algo crujía y cuando me gire allí estaba, un ser diferente, un feroz dragón rojo. Con sus ojos fijos en mí. Vi las lagrimas y a Izanami.
Ese es mi reto de este mes.
Pero como siempre daba para mucho más y dejó lo que salió de todo esto.
EXTENSIÓN.
Mi viaje a Japón fue de lo menos inesperado, deseaba ver cada recóndito rincón y explorar al detalle la ciudad y las afueras. Jamás olvidaré la noche que conoce a la bella Izanami. Su nombre dejaba mi imaginación en el aire, sonaba poderoso y ella se veía de esa manera. Pasados los días de estancia y antes de partir debíamos despedirnos. Sé que había ganado una gran amistad, pero era tal su belleza que podía hipnotizar a cualquier ser del universo. Horas antes de coger el avión, de madrugada. No lograba encontrarme con ella y tras su búsqueda una sombra roja y brillante sé deslizó por el callejón del aeropuerto. Algo crujía a mis espaldas y tiraba cajas a su pasó. Cuando me gire allí estaba, un ser diferente a lo que vi en mi vida. Un feroz dragón rojo, que solo me miraba. De sus ojos pude ver caer unas lagrimas y al final de estas el rostro triste de Izanami. Podía sentir que ella estaba dentro del ese dragón chino, cerro sus ojos y desapareció. Lo último que supe de ella, se encuentra en viejos libros de cultura japonesa. Esa diosa de la creación, sigue estando conmigo. En las noches de luna llena, puedo ver su reflejo en las fuentes o eso quiero creer yo.

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