Escribir jugando: Octubre.

Este mes ando más liada y he tardado un poco más.

Os dejo mi micro, espero que os guste.

Se me ocurrieron tantas ideas, que me pasaba de palabras( ya os pondré los otros micros otro día).

Aquí os dejo la entrada de este mes de Lidia Castro Navás

La belleza de la jaula.

La belleza de lo invisible es la cualidad de la consentida. Aquella que cada noche abre la jaula para que entre y salga todo lo complicado de cada persona. Lo que no vemos y aislamos antes de conocer, dejándolo encerrado en la trampilla del olvidó. ¿Qué es lo diferente?

Tras el pilar de la sala del reloj, puedes ver la puerta mágica que une el bien y el mal. Usando la fuerza del universo paraliza el tiempo, viendo cada segundo caer en el aire, como un copo de nieve en invierno roza el aire. Cerrando el ciclo de lo extraño.

(100)

Escribir jugando, Reto se SEPTIEMBRE.

Y volvemos de nuevo a ello, otro mes más con los retos deLidia Castro Navas.

«Amistad mitológica»

Mi viaje a Japón fue de lo más inesperado, deseaba ver cada recóndito rincón y explorar al detalle la ciudad y las afueras.
Jamás olvidaré la noche que conocí a la bella Izanami. Su nombre dejaba mi imaginación en el aire, sonaba poderoso y ella se veía de esa manera. Era tal su belleza que podía hipnotizar a cualquier ser del universo.
De madrugada y junto a la fuente, un humo rojo aparecio. Algo crujía y cuando me gire allí estaba, un ser diferente, un feroz dragón rojo. Con sus ojos fijos en mí. Vi las lagrimas y a Izanami.

Ese es mi reto de este mes.

Pero como siempre daba para mucho más y dejó lo que salió de todo esto.

EXTENSIÓN.

Mi viaje a Japón fue de lo menos inesperado, deseaba ver cada recóndito rincón y explorar al detalle la ciudad y las afueras. Jamás olvidaré la noche que conoce a la bella Izanami. Su nombre dejaba mi imaginación en el aire, sonaba poderoso y ella se veía de esa manera. Pasados los días de estancia y antes de partir debíamos despedirnos. Sé que había ganado una gran amistad, pero era tal su belleza que podía hipnotizar a cualquier ser del universo. Horas antes de coger el avión, de madrugada. No lograba encontrarme con ella y tras su búsqueda una sombra roja y brillante sé deslizó por el callejón del aeropuerto. Algo crujía a mis espaldas y tiraba cajas a su pasó. Cuando me gire allí estaba, un ser diferente a lo que vi en mi vida. Un feroz dragón rojo, que solo me miraba. De sus ojos pude ver caer unas lagrimas y al final de estas el rostro triste de Izanami. Podía sentir que ella estaba dentro del ese dragón chino, cerro sus ojos y desapareció. Lo último que supe de ella, se encuentra en viejos libros de cultura japonesa. Esa diosa de la creación, sigue estando conmigo. En las noches de luna llena, puedo ver su reflejo en las fuentes o eso quiero creer yo.