Mi padre era un hábil jugador en el ajedrez, el siempre intento que yo aprendiera a jugar y lo amara tanto como él. Siempre me desentendí de ello, jamas hice por entenderlo, tenia tanta pasión por el juego. Sigo sin entenderlo del todo, a un que lo intento, ya es tarde, jamas le di el gusto de verme jugar y disfrutar con ello.
La melodía de mi móvil llamo mi atención, el numero reflejado era el de mi madre.Sería la primera noche vieja sin papa.
– Hija, el tablero sigue aquí, es tuyo.Te espero para cenar.-
Otro mes más dejo mi micro para Lidia Castro Navás.
Un placer empezar el año con un relato para su reto mensual.
¡Oh, qué triste! Tu microrrelato refleja el amor hacia un padre y la relación entre padre e hija. Pero cuando ya no están… las primeras Navidades siempre suelen ser las más duras.
Muchas gracias por participar, Aneizar. Un abrazo
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